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Certera arma ciega muy usada en cuanto algún iluso se deja la puerta del cuarto abierta. Es muy admirada por su sencillez de aplicación (excepto algún que otro inútil), por su poderosa eficacia y su amplio radio de acción. Además, es casi imposible de desactivar; y, si se consigue, nunca se sale del todo indemne. Eso sí, tras todo un curso de minas, si no se varía de víctima, ésta puede volverse una experta en la desactivación y la cosa deja de tener gracia.
Modo de Preparación[]
Materiales:
- Un cuarto abierto sin dueño dentro.
- Un vaso de los del baño.
- Un folio o mejor papel couché, que no se empapa.
- Agua (sí amigo, eso que sale del grifo y no emborracha, quizá lo conozcas porque es de lo que están hechos los hielos del cubata).
Modus Operandi:
- Llenar el vaso de agua, ¡ojo! el vaso debe tener la abertura hacia arriba, sino este paso podrá ser complicado, y no digamos pasar a los siguientes. (Véase [1])
- Coger el vaso con una mano y con la otra poner el folio encima.
- Dar la vuelta al vaso rápidamente cuidando de que el folio siga tapando toda la abertura del vaso.
- Gracias a nuestra amiga la presión negativa, el folio queda pegado al borde impidiendo que el agua caiga. Es el momento para poner el vaso en el suelo o sobre cualquier otra superficie llana.
- Quitar el folio con cuidado y....¡voilá! acabas de poner una mina.
Existe otra mina, mucho más básica, aunque se necesita más tiempo, consistente en un cubo de fregar lleno de agua (sucia o no) puesto en equilibrio encima de un vaso y detrás de la puerta entornada.
El elemento objeto de la mina, al entrar confiado en su habitación, golpeará el cubo al abrir la puerta, inundando la habitación él mismo, eximiendo así al autor de la construcción de toda culpa de la inundación.
Esta mina también se puede colocar encima de un vaso mina, asegurando así las posibilidades de catástrofe acuática.
A esta evolución natural se le llama cubo interno. No confundir con caldero.